START-UP CHILE Y LA CRUZADA POR EL APRENDIZAJE MULTICULTURAL
Abstract
Muchos levantan las cejas al escuchar sobre Start-Up Chile: ¿Una política pública que financia las empresas de extranjeros? ¿Qué tesis fundamenta la existencia de Start-Up Chile? ¿Qué resultados muestra el experimento hasta hoy?
Start-Up Chile existe desde hace casi tres años. Para posicionar a Chile como el polo de innovación de Latinoamérica, desde el gobierno, atraemos a emprendedores de todo el mundo y los apoyamos con 40 mil dólares y visa de trabajo para que durante al menos 6 meses desarrollen sus proyectos en Chile, interactuando con emprendedores locales. Si bien el programa ya es conocido en el mundo tech, muchos preguntan respecto a sus fundamentos: ¿Por qué una polftica pública destina recursos fiscales a financiar emprendedores extranjeros? ¿Cuál es el beneficio para Chile? ¿Cómo logra un proyecto así atravesar el escrutinio del Congreso y la opinión pública? ¿Por qué tantos extranjeros? ¿Es que acaso el gobierno de Chile no cree en el talento chileno?
Nuestra respuesta habitual es que creemos en el posicionamiento por la vía de la conexión y no del aislamiento, y que valoramos emprendedores en base a su talento y no en base a las estampillas de sus pasaportes. Esta es apenas la punta del iceberg. Al compartir, a través de este artículo, el razonamiento y contexto específico que sostiene a Start-Up Chile, esperamos inspirar a otros países a diseñar programas de acuerdo a sus realidades particulares.
En los años previos al lanzamiento del programa, el número de emprendedores en Chile iba en aumento. Sin embargo, esos emprendedores no estaban pensando globalmente: enfocados a un mercado chileno de no más de l S millones de personas, ponían un techo a sus creaciones al diseñarlas para un mercado hiperlocal.
Los emprendedores de mentalidad global en Chile podían contarse con los dedos. Silicon Valley y los grandes polos de emprendimiento local eran percibidos entre los chilenos como lugares lejanos e impenetrables y los emprendedores chilenos no se imaginaban a ellos mismos compitiendo en esas arenas. El aislamiento geográfico, que históricamente ha influido en la mentalidad nacional, había encontrado también el modo de instalarse entre nuestros emprendedores, dibujando techos. Necesitábamos conectar a los emprendedores de Chile con el mundo y mostrarles que ser un emprendedor global era una opción real y posible para ellos también.